Lily, un perro callejero, llegó corriendo a un patio de la escuela en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Ladró en voz alta, esperando que los niños compartieran su desayuno con ella. Esto ha sucedido muchas veces antes. El director de la escuela estaba molesto por los ladridos del perro. Instruyó a los conserjes para deshacerse del perro por cualquier medio necesario.
Los conserjes cavaron un agujero de un metro y medio de profundidad y enterraron vivo al perro. Lily gimió bajo la capa de basura y suciedad.
Los maestros vinieron al rescate del perro. Llamaron a la Clínica Veterinaria de Animales Mdzananda. Los rescatistas desenterraron al perro apenas vivo y lo llevaron a la clínica. En el examen, resultó que, además de estar gravemente demacrado, también estaba parcialmente paralizado como resultado de una vieja lesión espinal. Lily fue tratada y gradualmente ganó peso.
Mdzananda Clinic publicó la historia de Lily en la página de Facebook. La clínica pidió a los usuarios que enviaran piezas de tela con deseos para el perro. La colcha de patchwork cosida de ellos no solo calentó a Lily sino que también estaba llena de buenos deseos.
La periodista independiente Helen Valne, que es miembro de la dirección de la clínica Mdzananda, llevó el perro a casa. Ahora Lily está rodeada de cuidado y amor.
El caso de Lily ha ayudado a aumentar la conciencia pública sobre la crueldad animal en Sudáfrica. Los conserjes y el director recibieron sentencias de prisión.
