Esta historia ocurrió hace 4 años en Queensland. Aurora, de tres años, salió a pasear con su perro Max. Rápidamente se salieron de los caminos trillados y se perdieron.
Desafortunadamente, ni Aurora ni Max, que se había quedado con su pequeña amante todo este tiempo, conocían el camino a casa. El perro ya era viejo, no podía ver bien y casi no oía, por lo que no podía encontrar el camino a casa. La niña y su mascota solo podían esperar a que alguien viniera en su ayuda.
Los padres de Aurora rápidamente notaron la desaparición del niño e inmediatamente contactaron a la policía. Se crearon grupos de agentes de la ley y voluntarios, que buscaron Aurora toda la noche a pesar del mal tiempo, pero, desafortunadamente, estos esfuerzos no dieron ningún resultado.
Lisa Bennett, la abuela de Aurora, se unió a uno de los grupos de búsqueda. En el proceso de búsqueda, la mujer escuchó de repente la voz de su nieta. Para entonces, la niña había estado buscando durante casi un día. Lisa fue en la dirección de donde vino el sonido y notó a Max.
Max salió corriendo a conocer gente y se los llevó a Aurora. Cuando la niña fue encontrada, quedó claro que la niña sobrevivió a la noche fría y lluviosa solo porque Max la calentó con su cuerpo.
Los padres de la niña están convencidos de que fue Max quien ayudó a su hijo a sobrevivir esa noche sin consecuencias para su salud. Solo se encontraron un par de arañazos en el bebé, y Max, a pesar de su edad y debilidad, resultó ser un verdadero protector.
La niña misma admitió que solo la presencia de Max cerca la ayudó a superar su miedo a la vida silvestre y la noche.
El acto del perro no pasó desapercibido no solo por sus dueños, sino también por la policía, que le otorgó el título honorífico de perro policía.