LAS 10 VISITAS IMPRESCINDIBLES DE PRAGA

Si no sabes qué ver en un viaje a Praga, estos diez lugares que te proponemos son los que no te puedes perder en una visita, tanto si solo estás allí 48 horas como si pasas más de 5 días

PLAZA DE LA CIUDAD VIEJA

Punto neurálgico de la ciudad, esta plaza es el centro de la vida pública de Praga desde tiempos remotos. Es aquí donde se encuentra el monumento más representativo de la ciudad: el Reloj Astronómico. Construido en la Edad Media y ubicado en la pared sur de la torre del Ayuntamiento, este reloj está formado por un cuadrante astronómico, un calendario y una serie de esculturas góticas que lo adornan y que, cada hora en punto entre las 09:00 y las 21:00 horas, se mueven representando su papel: muerte, lujuria, vanidad y codicia. Tras ellas, aparece los Doce Apóstoles tras una ventana.  Recientemente renovado, el reloj astronómico informa de las posiciones relativas del Sol, la Luna, las constelaciones del zodíaco y los planetas mayores.

Además del reloj, se hace imprescindible subir a la torre del Ayuntamiento, desde donde se pueden apreciar unas vistas increíbles de los tejados de la Ciudad Vieja de Praga. Curiosa es también la iglesia de Nuestra Señora de Týn, medio escondida tras las fachadas de las casas de la plaza. Mezcla de estilos gótico y barroco fue apodada la iglesia de los burgueses por ser el lugar de culto de éstos cuando, durante la Edad Media, la aristocracia rezaba en la Catedral de San Vito.

TORRE DE LA PÓLVORA

A poco más de 400 metros de la plaza de la Ciudad Vieja, la Torre de la Pólvora es uno de los edificios más significativos de Praga. Construida durante el siglo XV como una de las 13 puertas de la ciudad es, en realidad, una torre gótica que toma su nombre de su uso como almacén de pólvora durante el siglo XVII. El aspecto actual de la torre data de 1880, pues sufrió importantes daños durante la Batalla de Praga, que enfrentó al ejército prusiano contra el ejército del Sacro Imperio Romano Germánico en 1757.

BIBLIOTECA CLEMENTINA

Considerada como una de las bibliotecas más bonitas del mundo, el Clementinum de Praga es en realidad un conjunto de edificios construidos como colegio jesuita en el siglo XVI. Hasta 2009, albergaba las Bibliotecas Nacional, Universitaria y Técnica, pero hoy sólo contiene la Biblioteca Nacional. Este conjunto de edificios se puede visitar a través de visitas guiadas que dan comienzo a las 10:00 de la mañana y finalizan entre las 16:30 y las 18:00, en función de la época del año. En la visita se puede admirar la Torre Astronómica, la Capilla de los Espejos y la Biblioteca Barroca.

PLAZA DE WENCESLAO

Lugar de manifestaciones, celebraciones y cualquier reivindicación de la población de Praga, esta plaza es una de las importantes de la urbe junto con la Plaza de la Ciudad Vieja. Tanto es así que fue el lugar elegido por el historiador checo Alois Jirásek para leer la Declaración de Independencia de Checoslovaquia en 1918. Levantada sobre un antiguo mercado de caballos del siglo XV, la plaza de Wenceslao toma su nombre en honor al patrón de Bohemia. En uno de sus extremos se encuentra el Museo Nacional Checo y de ella llama la atención su forma de bulevar, con 750 metros de largo por apenas 60 de largo. Aquí, en el Pasaje de Lucerna, una galería comercial, se hace de imprescindible visita la escultura de Wenceslao montado sobre el caballo al revés.

PUENTE DE CARLOS

Probablemente este es el puente más conocido sobre el río Moldava. Es la principal vía de comunicación entre la Ciudad Vieja de Praga y el Castillo y fue mandado construir a finales del siglo XIV por el rey Calos IV, aunque no se finalizó hasta 1402, lo que le convierte en el segundo puente más antiguo de la República Checa. Con 516 metros de largo y casi 10 metros de ancho -necesarios para que se cruzaran dos carretas-, este puente está adornado por 30 estatuas de estilo barroco del siglo XVIII entre las que destaca la de San Juan Nepomuceno. Cuenta la leyenda que San Juan era el confesor de la reina de Bohemia en el siglo XIV. El rey, que desconfiaba de su mujer, pidió a San Juan Nepomuceno que le contara sus secretos. Al no querer hacerlo, el rey mandó cortarle la lengua y arrojarlo al Moldava desde el puente.

CASTILLO

El Castillo de Praga es en realidad un conjunto arquitectónico que data del siglo IX. En su interior alberga, además del Palacio Real -residencia de los reyes de Bohemia, de los emperadores del Sacro Imperio Romano Germano y los presidentes tanto de Checoslovaquia como de la República Checa-, la Catedral de San Vito, el convento y la basílica de San Jorge, las caballerizas reconvertidas en galerías de arte y el Callejón del Oro, hogar de los orfebres en el siglo XVII, entre otras curiosidades.  En cuanto a la Catedral de San Vito es también la Catedral de Praga y merece mención aparte pues es uno de los mayores ejemplos de arquitectura gótica de la ciudad. El templo fue levantado en el siglo XIV y desde su construcción fue el escenario de la coronación de todos los reyes de Bohemia.

IGLESIA DE SAN NICOLÁS

Ubicada en el barrio de Malá Strana, esta iglesia es una de las más importantes de la ciudad. Joya del barroco europeo, fue levantada por los jesuitas en el siglo XVIII sobre un templo gótico del siglo XIII. Si hay algo que llama poderosamente la atención de ella es, sin duda, su gran cúpula dorada, que sobresale por encima de los tejados que la rodean. Pero esta cúpula no es solo bella en el exterior, sino que en su interior está decorada por impresionantes frescos que representan a San Nicolás y a la Santísima Trinidad.

CEMENTERIO JUDÍO

En el barrio judío de Praga, Josefov, el cementerio judío es una visita obligada, no por su belleza, que la tiene y mucho, sino por su historia. Se estima que este cementerio acoge hasta 100.000 cuerpos enterrados en 12 niveles y es que, durante siglos, este fue el único lugar en el que los judíos tenían permitido enterrar a sus seres queridos. La tumba más antigua data de 1439 y la más moderna de 1787.

LA PRAGA DE DAVID ČERNÝ

Paseando por la ciudad no será raro encontrarse con la obra del escultor checo David Černý. Sus provocativas y llamativas esculturas son en realidad una denuncia contra el poder establecido y llaman la atención poderosamente. Ejemplo de ello es “La Cabeza de Franz Kafka”, una escultura de 11 metros frente al centro de negocios Quadrio realizada con 42 placas que están en continuo movimiento. También llaman la atención “El Colgado”, que representa a Sigmund Freud y que está literalmente colgada de un edificio de la calle Husova; así como “Chorros”, frente al Museo de Franz Kafka y que consiste en dos hombres de más de dos metros orinando.

MONTE PETŘÍN

A 138 metros sobre el río Moldava, en el barrio de Malá Strana, este monte es el mirador más famoso de Praga. Hasta él se puede acceder en funicular o a pie, y en lo más alto se ubica la Torre de Petřín, que recuerda a la Torre Eiffel (salvando las distancias) y desde cuyo punto más alto se puede ver una magnífica panorámica de gran parte de Praga. En este lugar también se puede visitar el Laberinto de los Espejos, construido para la Exposición Universal de 1891; y, a los pies del monte, el Monumento a las Víctimas del Comunismo, que consiste en siete figuras humanas desnudas de bronce descendiendo por las escaleras.

La capital de la República Checa parece sacada directamente de un cuento de hadas al más puro estilo Hermanos Grimm. Sus calles adoquinadas y estrechas, sus callejones y sus cafés y pequeñas tiendas hacen que el visitante se traslade a otro tiempo pasado. Lo cierto que su pequeño tamaño y su gran encanto hacen de Praga una ciudad recurrente para el viajero, uno de esos destinos a los que quieres volver una y otra vez. Pero como siempre hay una primera vez para todo, hay ciertos lugares que el turista no se puede perder en un primer viaje.

A orillas del río Moldava y con apenas 1,2 millones de habitantes, Praga y sus monumentos están marcados por su historia. Capital del reino de Bohemia, primero, y de la antigua Checoslovaquia, después, no hay que dejarla sin visitar la Plaza de la Ciudad Vieja, centro de la vida pública de la ciudad desde tiempos inmemoriales. Es aquí donde se encuentran alguno de los edificios más reconocibles de la ciudad: el Reloj Astronómico, el Ayuntamiento o la iglesia de Nuestra Señora de Týn.

JOYAS DE UNA VISITA A PRAGA

De camino a la plaza de Wenceslao, otros de los lugares que no hay que perderse en Praga es la Torre de la Pólvora, de estilo gótico y una de las puertas originales de la ciudad. Fuera de la plaza de la Ciudad Vieja, El Clementinum o Biblioteca Clementina se encuentra en medio entre el Puente de Carlos y la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga. Esta biblioteca es considerada una de las más bellas del mundo y no es para menos, pues es espectacular.

Cruzando el Puente de Carlos y sus 30 estatuas, se llega hasta el Castillo de Praga, vestigio de su pasado histórico y hogar del Callejón del Oro, célebre calle que toma su nombre del siglo XVII, pues aquí vivían los orfebres de la ciudad. No hay que dejar el Castillo sin visitar la Catedral de San Vito, una de las iglesias más importantes de la ciudad.

Ya en el barrio de en el barrio de Malá Strana, la iglesia de San Nicolás es una de las grandes joyas del barroco al norte de los Alpes. De ella, destaca su cúpula, dorada y la más alta de toda Praga. Otros lugares que no se deben dejar de visitar son el Cementerio Judío, en el barrio de Josefov; la cafetería Louvre, donde Kafka y Einstein pasaron largas horas; y el Monte Petřín, desde donde contemplar una de las mejores panorámicas de la ciudad

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