Pero… ¿qué es un gran viaje? Sobre todo, una forma de abordar un lugar, un espíritu que impulsa a cerrar la maleta, abrir los ojos, atarse las botas y hacer kilómetros y kilómetros coleccionando recuerdos e improntas. Esta selección está hecha por viajeros profesionales, aquellos que hacen posible que Viajes National Geographic sea un medio referente y relevante. Todo con un objetivo: resolver dudas entre aquellos que oscilan entre un destino u otro y, por supuesto, inspirar y hacer soñar. Empezamos.
TURQUÍA
Viajar por Turquía a veces es como recuperar un antiguo álbum de fotos. Con la peculiaridad de que no recoge la trayectoria de una familia sino de nuestra propia civilización. Çatalhöyük, Troya, Mileto, Éfeso, Pérgamo… la lista de enclaves arqueológicos puede abrumar, por si Capadocia o Estambul no bastasen. El país del Arca de Noé, la diosa Cibeles y los filósofos presocráticos tiene muchas historias para contar. El litoral sur es boscoso y salvaje, con playas donde desovan las tortugas. Los transportes públicos por carretera superan en eficacia a los de media Europa y se puede viajar cómodamente con un vehículo alquilado. Por donde quiera que vaya, la simpatía y hospitalidad turcas alegran al viajero.
LADAKH, INDIA
Desde que se abrió al turismo en 1974, este antiguo reino situado en la punta norte de la India, al que las nieves aíslan durante los largos inviernos, permite disfrutar de la cultura y el paisaje tibetanos a salvo del dominio chino. Leh, su plácida capital, con todas las comodidades que se le pueden pedir a una villa situada a 3500 m de altitud, es la base de operaciones para visitar los monasterios de Hemis, Tiksey, Alchi o Lamayuru, entre otros, o para emprender trekkings y excursiones extraordinarios.
Josan Ruiz, director de Viajes National Geographic
HAWÁI
“En ningún lugar del mundo he disfrutado y amado más”, dijo Jack London en 1907. Hawái aúna la belleza salvaje de sus paisajes y el espíritu de acogida polinesio, entre una policromía de lugares soñados. Big Island es la morada de Pele, la diosa de los volcanes, donde el Kilauea derrama sus lavas ante el asombro del viajero. En Maui se duda entre bañarse en la playa o en los ríos y cataratas de la carretera hacia Hana. Kauai cautiva con los acantilados de Na Pali, tapizados de verdor, uno de los paisajes más hechizantes de la Tierra.
Josan Ruiz, director de Viajes National Geographic
JAPÓN
Cuando se visita Japón a veces se tiene la sensación de estar en contacto con una civilización más avanzada. Tecnología punta y respeto a la naturaleza y las tradiciones definen al país con mayor esperanza de vida, en el que hasta la “comida rápida” resulta saludable. La floración de los cerezos o el flamear de los arces en otoño –de follaje más delicado que los de Canadá– son acontecimientos nacionales. Japón posee infinidad de destinos culturales y naturales y da para muchos viajes. La eficacia de los transportes y los servicios lo pone fácil, así como la amabilidad y humildad de la población.
Josan Ruiz, director de Viajes National Geographic
NEPAL
Nepal alberga ocho de las diez montañas más altas de la Tierra y el viajero se aproxima a ellas de forma silenciosa y relajada, andando. Al hacerlo convive con una población acogedora y sonriente que cuida la tierra y los animales –su modo de vida– y que hasta hace poco apenas había visto una carretera. Los caminos seculares trazados a lo largo de los valles o los altos collados se han convertido en espectaculares rutas de trekking que atraen a un millón de extranjeros al año. Los restaurantes y templos de Katmandú son la rúbrica de una aventura que tienta repetir.
Josan Ruiz, director de Viajes National Geographic
SUR DE FRANCIA
Al sur del Loira, Francia relaja su estirado estilo bon vivant para entregarse al hedonismo sureño y mediterráneo. Es decir, tardes de sol, vinos con cuerpo y ciudades que, a ratos, parecen españolas por su alegría y por su espíritu callejero. Pero, por encima de todo, es una meca cultural, con ciudades medievales como Carcasona o Albi, con metrópolis rejuvenecidas como Toulouse o Montpellier y con urbes cada vez más interesantes como Burdeos, Nimes y Rodez. Y luego están sus paisajes en los que se demuestra que hombre y naturaleza, en ocasiones, conviven de forma respetuosa, estética y sabrosa.
Javier Zori del Amo, director digital de Viajes National Geographic.
GRECIA Y SUS ISLAS
La prosperidad y la influencia del Mediterráneo en lugares como Santorini, Milos o Creta ha permitido que aquí se creen pequeños microcosmos que, cuando no aprieta el turismo masificado, es un placer descubrir. Reminiscencia helenas, casas blancas y azules y, sobre todo, una gastronomía en claro despegue se complementan a la perfección con la visita a Atenas, una ciudad que dejó de ser hace tiempo una mera reliquia arqueológica con puerto…
Javier Zori del Amo, director digital de Viajes National Geographic.
TOSCANA
Es muy difícil encontrar una comarca en todo el mundo con una densidad tan apabullante de ciudades asombrosas, paisajes idílicos y pueblos con encanto. No en vano, esta región de Italia es prácticamente infinita puesto que ofrece mucho más que las clásicas visitas a Florencia, Pisa o Siena. El valle de Chianti, los vinos brunello o urbes como Lucca o Pienza demuestran que aquí los Medici supieron sublimarlo todo… para gusto y regocijo de los viajeros actuales.
Javier Zori del Amo, director digital de Viajes National Geographic.
MARRUECOS
Cruzar el estrecho de Gibraltar y sumergirse en este país es el mejor y más sencillo ejercicio de exotismo que se puede experimentar. Un cambio de cultura brutal e hipnótico, ya que con solo caminar por la medina de Fez o por la mezquita de Casablanca se viaja a otra época y a otra cultura. Pero, más allá de eso, Marruecos es un país que sorprende por sus paisajes montañosos del Atlas, por su costa aún virgen y por seguir siendo la puerta del Sáhara, el desierto más fascinante del mundo.
Javier Zori del Amo, director digital de Viajes National Geographic.
FLANDES
Recorrer en tren esta región del norte de Bélgica es uno de los primeros grandes viajes que todo el mundo tiene que experimentar. La variedad de sus conexiones ferroviarias y la infraestructura que tienen ciudades como Amberes, Brujas o Gante la convierten en una zona por la que es sencillo moverse. Todo esto no tendría mucho sentido sin su potencial cultural y gastronómico, ya que en un territorio que es poco más grande que Asturias se condensa muchas de las grandes joyas medievales y contemporáneas de Europa y un volumen de estrella Michelin que sorprende a cualquier foodie.
Javier Zori del Amo, director digital de Viajes National Geographic.
MONTAÑAS ROCOSAS DE CANADÁ
Millones de hectáreas de territorio salvaje e inexplorado, poblado por lagos, glaciares y bosques sin fin, se abren más allá de la ciudad de Calgary, puerta de entrada a los parques más asombrosos de las Rocosas canadienses: Banff, Yoho, Kootenay y Jasper. Alquilar una autocaravana y lanzarse rumbo norte equivale a adentrarse en un mundo verde y azul, hogar de osos, ciervos y caribús.
Sandra Martín, jefa de redacción de Viajes National Geographic.
ISLANDIA
La naturaleza ha creado su refugio particular en esta isla del Atlántico Norte, donde los volcanes, las cascadas, los glaciares y los acantilados adquieren proporciones colosales. La ruta circular que recorre el país no deja un momento de respiro a los sentidos. Volcanes activos, el mayor glaciar de Europa, llanuras tapizadas de musgo, ríos que surcan la lava camino del mar… Los paisajes únicos de Islandia invitan a gozar de la naturaleza en estado puro. También habrá tiempo para realizar actividades emocionantes –caminar sobre hielo, observar ballenas o adentrarse en una cueva volcánica– o relajantes, como bañarse en un lago de aguas termales al aire libre.
Sandra Martín, jefa de redacción de Viajes National Geographic.
MADAGASCAR
Solo pronunciar su nombre ya evoca exotismo y naturaleza: playas de coral y aguas turquesas, bosques tropicales, baobabs, animales endémicos, tradiciones ancestrales, especias… Separada apenas 416 km de Mozambique, la gran isla del Índico invita a descubrir una cultura única, llena de mitos y tradiciones que mezclan lo mejor de Asia y África. Hay que recorrerla de punta a punta para maravillarse con sus contrastes paisajísticos y rincones que parecen pertenecer a otro mundo.
Sandra Martín, jefa de redacción de Viajes National Geographic.
ISLA SUR DE NUEVA ZELANDA
La Isla Sur concentra la naturaleza más espectacular del país. Una cordillera de picos y volcanes nevados recorre el interior mientras que, alrededor, la costa se pierde en fiordos verdes y playas de coral. Realizar un viaje circular a bordo de una autocaravana constituye el mejor plan para explorar sin prisas y libremente las reservas más espectaculares y detenerse a disfrutar de paisajes sublimes. El mejor plan de ruta sería este: inicio en Christchurch, en la costa este, atravesar los Canterbury Plains, seguir hasta el área natural de Te Wahipounamu, que incluye el Parque Nacional Fiordland, adentrarse en la zona de los lagos o Westland, los Alpes del Sur y el Parque Nacional Aoraki/Mount Cook; y para acabar, la ciudad de Nelson y los Marlborough Sounds, en el extremo norte de la isla.
Sandra Martín, jefa de redacción de Viajes National Geographic.
ANTÁRTIDA
Navegar y caminar por el continente blanco, un santuario de vida animal donde el hombre es un invitado minúsculo, se ha convertido en un mito viajero al alcance de la mano. El crucero desde Ushuaia (Argentina) hacia las islas Shetland del Sur y la Península Antártica circula por aguas e islas habitadas solo por pingüinos, focas, ballenas y orcas. En pleno siglo XXI, este extremo del mundo sigue siendo una de las mayores aventuras viajeras.
Sandra Martín, jefa de redacción de Viajes National Geographic.
BOSNIA Y MONTENEGRO
Aquellas ciudades que en el pasado remoto fueron un lugar de intercambio cultural sin parangón, hace menos de 30 años fue un polvorín donde hermanos de sangre pero no de religión o cultura se mataron por un puñado de ideales anacrónicos. Conocer de primera mano las heridas de la guerra de los Balcanes puede ser uno de los mayores alicientes de visitar estos dos países (y sobre todo ciudades como Mostar o Sarajevo). Sin embargo cada día que pasa queda más lejos el conflicto y sus lugareños muestran orgullosos sus raíces históricas hermanadas así como las maravillas naturales en las que se han desarrollado. El montenegrino parque natural de Durmitor, la costera ciudad de Budva o Shkodra Lake son solo algunos ejemplos. El resto los descubre cada viajero dejándose aconsejar por los oriundos del lugar, no sin antes brindar con café turco, uno de esos posos históricos del pasado de la región.
Javier Flores. director digital de National Geographic.
CÓRCEGA EN MOTO
La francesa isla mediterránea es un edén salvaje de montañas y playas que no tienen nada que envidiar a su hermana italiana, Cerdeña. Y la mejor manera de recorrerla sin duda alguna, en moto. Sus carreteras obligan a quienes la transitan a viajar con calma, a disfrutar de cada kilómetro virando hacia un paisaje más idílico, hacia una cala más transparente y hacia un pueblo más auténtico. Desde la capital Ajaccio, orgullosa de ser la patria de Napoleón, hasta montañoso Corte, centro neurálgico de decenas de preciosas excursiones pasando por cualquiera de las idílicas calas que salpican su costa. Esencia mediterránea con acento francés.
Javier Flores. director digital de National Geographic.
EL DANUBIO EN BICICLETA
Como cualquier río, recorrer el Danubio hasta su desembocadura es relativamente sencillo: siempre es cuesta abajo. Más o menos. Sin embargo este enorme río de miles de kilómetros tiene una particularidad fascinante: permite conocer muchos países, culturas y nacionalidades de una manera muy interesante: en bicicleta. Si las piernas aguantan se puede conocer algunas de las ciudades del viejo continente que forjaron la historia: desde Viena a Belgrado, de Bucarest a Bratislava. Un crisol de idiomas que invitan, en cada pedalada, a conocer el siguiente país.
Javier Flores, director digital de National Geographic.
PARQUES NACIONALES DEL OESTE DE EE.UU.
Todo el mundo conoce el Gran Cañón. Su anchura y profundidad son absolutamente impresionantes, pero quienes solo visitan esa pequeña parte de Arizona se pierden maravillas naturales de igual o mayor belleza. Desde El Parque Nacional de Zion hasta Monument Valley existen infinidad de lugares donde admirarse: Bryce Canyon, la horseshoe bend, Antelope Canyon, el lago Powell… Naturaleza a lo bestia, a la americana.
Javier Flores, director digital de National Geographic.
KIRGUISTÁN
Un país desconocido para el 99% de la población que ofrece al viajero enormes montañas, lugareños sorprendidos por la llegada del turista y una autenticidad difícil de encontrar en otros países del mundo. Perteneciente a la antigua URSS de ella todavía conserva su idioma, su cultura y su arquitectura. De Asia mantiene sus rasgos mongoles. Y de la zona en la que se encuentra mantiene su religión: musulmana suní. Un cruce de culturas que hacen de Kirguistán un lugar inimitable donde dormir en yurtas (las tiendas de campaña típicas y que son la base de su bandera rojigualda) con oriundos nómadas, cabalgar a lomos de un caballo semisalvaje en el borde del lago Issyk-Kul y mirar con quienes te cruzas con la misma cara de asombro que tú a ellos.
Javier Flores, director digital de National Geographic.
BOTSUANA
Vivir un safari en África es sentir el latido de la naturaleza. Cruzarse en “su” territorio con grandes felinos, búfalos, ñus, elefantes africanos, hace enmudecer al occidental más parlanchín. Botsuana reparte sus poblados y reservas naturales entre las arenas del desierto del Kalahari a las ensordecedoras aguas que se desploman en las cataratas Victorias, que se visitan en el límite compartido con Zimbabue. Los parques nacionales de Chobe, Kgaladi o Nxai Pan son algunos de los más ricos en fauna, aunque la experiencia también hay que vivirla recorriendo áreas protegidas como la de Moremi o el Delta del Okavango, famoso por la migración de animales que acoge cada año. Todos estos paraje se visitan en todoterreno, pero además de pueden disfrutar desde el aire, viajando en helicóptero, avioneta o globo. Alojarse en campamentos o lodges lujosos en medio de las reservas, algunas con miradores para contemplar a los animales por ejemplo acercándose a las charcas a beber de noche, es otra vivencia para recordar.
Asun Luján, redactora de Viajes National Geographic.
SRI LANKA
En el viaje por la antigua Ceilán se puede disfrutar de templos milenarios, campos de té y playas de coral al borde del Índico. Como una perla o una lágrima colgando de la India, la «Perla del Índico» depara sorpresas visuales y sensoriales, especialmente con su espaciada gastronomía y sus representaciones de teatro tradicional, de movimientos lentos y armoniosos. Entre las visitas imprescindibles está Sigiriya, una montaña sagrada que se puede coronar por peldaños labrados en la roca. Los centenarios templos budistas de Polonnaruwa. Los campos de té cultivados en terrazas en las montañas de Kandy, un territorio tapizado de verde y salpicados por el colorido de la vestimenta de las mujeres recolectoras que se encargan de cortar de cada planta las mejores hojas. Aquí hay trenes que ascienden con esfuerzo por las montañas y antiguas haciendas transformados en hoteles de atmósfera clásica. Y hay que visitar el sur del país para disfrutar de sus playas, perderse por pueblos de pescadores y mercados, y contemplar la actividad diaria de los famosos pescadores con zancos de la zona.
Asun Luján, redactora de Viajes National Geographic.
SAN PETESBURGO Y MOSCÚ
La capital rusa es un cofre de sorpresas de distintas épocas, desde catedrales y palacios del tiempo de los zares hasta parques urbanos, teatros y lujosas estaciones de metro, a los que en las últimas décadas se han incorporado nuevos iconos arquitectónicos que la han transformado definitivamente. Visita obligada es la Plaza Roja, presidida por la colorista Catedral de San Basilio, y con la muralla que rodea y guarda los tesoros escondidos en el recinto del Kremlin, donde no solo se alojan dependencias del gobierno, sino además distintas iglesias y museos. Hoy recorrer Moscú es pasear por una ciudad moderna en la que destaca su atmósfera intelectual. Otro aire se respira en San Petersbugo. La antigua capital de los zares maravilla con sus iglesias y palacios barrocos asomados al río Neva, que se diversifica por canales. Pasear junto al Palacio de Invierno, la Catedral de la Sangre Derramada, las fortaleza de Pedro y Pablo o la señorial avenida Nevski, que los zares hicieron pavimentar cuando se abrió con una lujosa madera, equivale a sumergirse en la historia de Rusia. Sin olvidar el museo Hermitage, alojado en un palacio donde no se sabe qué deslumbra más, si el propio edificio o las inigualables colecciones que muestra.
MALDIVAS
Antes era un destino solo accesible a unos privilegiados. Ahora las islas Maldivas permiten tener la sensación de disfrutar del paraíso en la Tierra a más personas. Situado en aguas del Océano Índico, este extenso y disperso archipiélago apenas ha variado desde que fuera etapa en la antigua Ruta de las Especias. Todo viaje comienza en Malé, su capital, un enclave lleno de gente y actividad en sus mercados, mezquitas, su puerto de pescadores y del que zarpan las embarcaciones que conducen a algunos de sus atolones; otros se visitan en avionetas. Las más de mil islas que lo componen (no todas aceptan visitantes) están agrupadas en atolones rodeados por arrecifes coralinos, y con algunos de los fondos marinos más bellos del planeta. Los atolones de Ari y Kuramathi son los más espectaculares, cuyas islas pueden ser desde arenales tan pequeños –algunos con un único hotel– que se pueden bordear en un paseo de unos minutos, o más extensos y cubiertos de una tupida vegetación. En este destino se impone el relax, la contemplación, el buceo y el baño en playas de aguas transparentes con pececillos que se acercan a besar sus orillas. Asun Luján, redactora de Viajes National Geographic.
GUATEMALA
El viaje a este país de Centroamérica no deja indiferente. Guatemala atesora ruinas mayas, arquitectura colonial, selvas, volcanes y playas con orillas repartidas entre el Caribe y el Océano Pacífico. Pero si por algo este viaje se convierte en una experiencia inolvidable es por sus habitantes, principalmente fuera de las ciudades, gente que preserva su cultura y sus orígenes indígenas con orgullo. Desde Guatemala City, la capital donde aterrizan los aviones, lo idóneo es perderse por las entrañas del país. Si se hace acompañado de uno de los chófer-guía que se pueden contratar, el viaje es más auténtico y personal. Entre las etapas, Antigua, su capital primitiva, rica en edificios coloniales, algunos convertidos en los últimos tiempos en hoteles encantadores. Otra experiencia es navegar en barca por el lago de Atitlán hasta las aldeas que motean sus orillas, rincones donde se conserva la forma de vida y la cultura indígenas. El mercado indígena de Chichicastenango es una de las etapas más bellas, coloristas y fotogénicas de todo el viaje. En la exuberante selva del Petén se oculta Tikal, un recinto arqueológico que durante siglos permaneció dormido entre la frondosidad y que está considerado uno de los grandes tesoros mayas del país centroamericano. El yacimiento se recorre por senderos que de golpe se topan con pirámides que parecen surgidas de la nada. Y es tan extenso que a veces se tiene la sensación de caminar a solas por la selva. Concluir el viaje con unos días de relax en alguna de sus costas será el mejor broche al recorrido por este país inolvidable.
Asun Luján, redactora de Viajes National Geographic.
BENARÉS
Benarés, Vārāṇasī, en su nombre hindi, está considerada como la ciudad habitada más antigua del mundo y la más venerada de las siete ciudades sagradas de la India. La leyenda dice que todo aquel que muere en Benarés, rompe la cadena de la reencarnación consiguiendo así la vía directa al Nirvana. Cada amanecer, miles de peregrinos se purifican bañándose en el Ganges mientras rinden tributo al sol en alguno de los centenares de ghats, nombre que reciben las escaleras de piedra que dan acceso al río sagrado. Para el visitante occidental, la ciudad asombra y estremece al tiempo. La marea continua de gente, la luz mágica del amanecer y el olor de las cremaciones son experiencias difíciles de olvidar.
Sandra Domènech, coordinadora editorial de Viajes National Geographic.
BALI
Bali, la isla de los dioses o la isla mágica es un paraíso de Indonesia. Templos, maravillosas playas, atardeceres mágicos desde el templo de Tanah Lot, volcanes rodeados por arrozales… son solo una pequeña muestra de lo que esta isla puede ofrecer. Por si fuera poco, Bali es conocida por la danza, la escultura, la pintura y un estilo musical propio y particular. Y si además se tiene la suerte de visitar la isla de la mano de un nativo que sorprenda con ritos de magia negra, historias de suegras que se convierten en mono y tribus de dientes limados será el remate para un viaje inolvidable.
Sandra Domènech, coordinadora editorial de Viajes National Geographic.
BANGKOK
La capital de Tailandia es una ciudad inmensa, vibrante y llena de vida. Acoge más de 400 templos budistas. Los más famosos son Wat Phra Kaeo, Wat Arun y Wat Pho, donde se puede admirar el majestuoso Buda Reclinado, una escultura que mide 46 metros de largo por 15 de altura. Disfrutar de un paseo por sus canales o de un vigoroso masaje tailandés son experiencias inolvidables de las que no se puede prescindir en Bangkok.
Sandra Domènech, coordinadora editorial de Viajes National Geographic.
VENECIA
No hay ninguna ciudad en el mundo tan singular como Venecia. El Gran Canal, la Basílica de San Marcos o la iglesia de Santa Maria della Salute son una minúscula muestra de este maravilloso escaparate. Hay que dejarse llevar por sus calles para respirar el arte y la belleza de una ciudad preciosa. Un paseo en góndola por sus canales, un café en el histórico Caffè Florian o un cóctel Bellini en Harry’s Bar son vivencias de las que ningún buen visitante que se precie puede dejar de hacer en Venecia.
Sandra Domènech, coordinadora editorial de Viajes National Geographic.
ETIOPÍA
Etiopía, también conocida como Abisinia, es un país con infinidad de atractivos que convierten el viaje en un sueño. Montañas frondosas, lagos y cataratas, las iglesias excavadas de Lalibela, declaradas Patrimonio de la Humanidad, el nacimiento del fascinante Nilo Azul y los restos del Palacio de la Reina de Saba. Aquí se puede emular a Indiana Jones y tratar de encontrar el arca de la alianza en una iglesia de la ciudad de Aksum donde, según los etíopes, fue trasladada en secreto.
Sandra Domènech, coordinadora editorial de Viajes National Geographic.
CUBA
De La Habana a Santiago, el caimán dormido del Caribe es uno de los destinos que todos el mundo debería pisar al menos una vez en la vida, y más bien pronto que tarde. Cuba es todo lo delicioso del Caribe –sabor, descaro, aguas turquesas, selvas y mundo submarino– con el añadido cultural de un pasado reciente que merece la pena no olvidar. Y todo ello aderezado con genuinos ritmos musicales que solo una cintura cubana sabría interpretar a la perfección.
Guiomar Huguet, editora adjunta a la redacción de Viajes National Geographic.
EGIPTO
Quién no ha deseado esa foto en el álbum alguna vez? Todo buen viajero aventurero sueña con calzarse el sombrero y convertirse en un auténtico explorador entre las imponentes pirámides que albergan el recuerdo de una civilización marcada por el Nilo. Las pirámides de Guiza, el Valle de los Reyes, Lúxor o Karnak evocan las grandes expediciones arqueológicas del siglo XX que arrojaron luz sobre estos magníficos monumentos y que siguen atrayendo a miles de viajeros deslumbrados por la magnitud de su huella y sus tesoros. Verse junto a ellas ayuda a comprender cuán pequeños somos frente al mundo y la historia.
Guiomar Huguet, editora adjunta a la redacción de Viajes National Geographic.
COSTA ESTE DE BRASIL
Con la inabarcable costa de Recife como referencia norte y la desmesura –en todos los sentidos– de Río de Janeiro en el extremo sur, la costa este de un país como Brasil parece hecha para recorrerla a ritmo lento. El placer reside en dejarse mecer por la hospitalidad de su gente y de la brisa, a veces agitada y a veces suave, que regala pequeños rincones de paisajes únicos junto al Atlántico. Parada obligada merece Salvador de Bahía, donde uno se contagia de las raíces africanas de una sociedad que ha aprendido a tomar la vida como viene y a convertirla en pura alegría.
Guiomar Huguet, editora adjunta a la redacción de Viajes National Geographic.
ROMA
Poner un pie en la ciudad supone un viaje al pasado para la mayoría de viajeros, que deambulan por una suerte de museo sin techo ni paredes. El Coliseo y el Foro señalan el corazón del antiguo Imperio romano, una de las civilizaciones más influyentes del Mediterráneo. Nunca nos cansaríamos de visitar sus museos, entre ellos los Museos Vaticanos, toda una experiencia vital. Pero además, la capital de Italia es también un destino único por atractivos contemporáneos como el Trastevere, donde la esencia de los romanos se deja sentir en toda su plenitud.
Guiomar Huguet, editora adjunta a la redacción de Viajes National Geographic.
ANGKOR WAT
Reflejos y destellos de luz cuyas notas de color se gravan a fuego en el cajón de imágenes imborrables del cerebro. La inmensidad de un complejo tan monumental como el que el imperio Jemer dejó en Angkor no se puede aprehender en una sola visita, pero desde luego hay que intentarlo. La exuberancia de la jungla camboyana que lo rodea lo mantuvo escondido durante más de dos siglos, pero desde entonces hasta hoy los bajorrelieves y los perfiles de las flores de loto de Angkor se han convertido en un destino en sí mismo.
Guiomar Huguet, adjunta a la redacción de Viajes National Geographic.
NUEVA YORK
Es la capital del mundo. La hemos visto en tantas películas y series que para la mayoría de viajeros ir es, en realidad, volver al encuentro de escenarios ya vistos. Por supuesto, están todos sus iconos, de imprescindible visita, pero Nueva York se reinventa a cada poco con nuevos barrios, nuevas zonas y negocios. Se podría volver cada pocos meses y cada viaje a ella sería diferente.
José Alejandro Adamuz, editor colaborador digital de Viajes National Geographic.
GALÁPAGOS
Poder sumergirse y de pronto bucear entre varios lobos marinos que te rodean curiosos, el ver la fauna y la flora tan especiales, como si se estuviera en un vergel primitivo anterior a cualquier civilización… En definitiva, sentir que se está tan lejos de todo y notar la conexión con la naturaleza como en pocos lugares del mundo.
José Alejandro Adamuz, editor colaborador digital de Viajes National Geographic.
ISLA DE PASCUA
Uno de los lugares verdaderamente mágicos del planeta. De veras que se siente algo especial rodeado por kilómetros y kilómetros de mar, como si se estuviera en el ombligo del mundo, que así llaman en dialecto rapanui a la isla. Ver amanecer en en Ahu Tongariki frente a los 15 moais o el atardecer en el complejo ceremonial de Tahai es algo inolvidable.
José Alejandro Adamuz, editor colaborador digital de Viajes National Geographic.
NICARAGUA
Es el país de centroamérica en el que todavía es posible tener la sensación de estar viviendo una auténtica aventura. Ideal para recorrer como mochilero usando el transporte público. Tiene la naturaleza de Costa Rica, pero sin domesticar. Hay volcanes, lagos, playas, y la gente combina perfectamente la humildad y la curiosidad para dar siempre la bienvenida.
José Alejandro Adamuz, editor colaborador digital de Viajes National Geographic.
CARRETERA AUSTRAL (PREFERIBLEMENTE EN OTOÑO)
Un road trip fabuloso al encuentro de la naturaleza de la zona austral de Chile. “Quien se apura en La Patagonia pierde el tiempo”, es lo que suele decir la gente de allí. La mítica ruta une Puerto Montt con Villa O’Higgins, en más de 1.200 kilómetros. Recorrerla a principios de otoño permite disfrutar de los colores ocres cuando la carretera está mucho menos transitada que en verano.
José Alejandro Adamuz, editor colaborador digital de Viajes National Geographic.
CHIPRE
A la tercera isla más grande del Mediterráneo le sobran motivos para atraer y, después, enamorar. A caballo entre oriente y occidente, donde Europa, África y Asia se dan la mano, es un mosaico de todas las culturas y civilizaciones que han pisado sus tierras. Las huellas más evidentes son la griega y la turca como resultado de su historia más reciente, que ha convertido Nicosia en la única capital dividida de Europa. Efervescente y diversa, es el punto de partida perfecto para recorrer el resto de la isla: las montañas de Troodos y sus pueblos con iglesias y monasterios Patrimonio de la Humanidad; la frondosidad que se extiende por el bosque de Pafos y la península de Akamas; los restos arqueológicos de Kourion y Kato Pafos; y un litoral que en Petra Tou Romiou vio nacer a Afrodita y en Cabo Greco encuentra su vertiente más salvaje cerca de la concurrida Ayia Napa. Por no hablar de una gastronomía que ha sabido conjugar lo mejor de la herencia griega y de próximo oriente con sus coloridos y sabrosos mezze.
Meritxell Batlle Cardona, colaboradora digital de Viajes National Geographic
SEÚL
Aterrizar a la capital coreana es llegar a muchas ciudades a la vez. Por un lado, la Seúl cosmopolita se presenta con los rascacielos de su barrio más famoso: Gangnam, donde de día es un importante centro financiero y al caer el sol se convierte en epicentro de la vida nocturna. Por otro lado, su faceta tradicional aflora por las coquetas casas de Bukchon Hanok Village, barrio de la nobleza coreana en el siglo XV. Tampoco hay que dejar de explorar su comercial calle de Myeong-dong, de perderse por los aromas y sabores de Namdaemun Market, de observar la capital desde la N Seoul Tower ni de patear su ciudad subterránea: el metro. Y, en cada rincón de Seúl, en restaurantes o puestos de comida callejera se puede degustar su gastronomía local, como el kimchi o las típicas barbacoas coreanas junto al afamado Soju. A unos 50 kilómetros de la capital, se encuentra la Zona Desmilitarizada de Corea (DMZ), el Paralelo 38, considerado la última frontera de la Guerra Fría que hoy atrae a medio millón de visitantes al año.
Meritxell Batlle Cardona, colaboradora digital de Viajes National Geographic
VIETNAM
De las montañas de Sapa al Delta del Mekong, Vietnam muestra todas sus facetas. Su capital, Hanoi, fue fundada en el año 1010 a orillas del río Rojo y hoy se recorre desde un centro dominado por el lago Hoan Kiem, al norte del cual se encuentra la Hanoi más genuina con sus calles organizadas por gremios. A unos 150 kilómetros de la capital, la Bahía de Halong se ha ganado ser la imagen de Vietnam gracias a sus casi 2000 islotes de piedra calcárea y exuberante vegetación que emergen en el Golfo de Tonkín. Todavía en el norte, merece la pena visitar Sapa y sus fotogénicas terrazas de arrozales y, ya rumbo al sur, la ciudad imperial de Hue es parada imprescindible para conocer la Vietnam más monumental e histórica, como capital que fue hasta 1945. Siguiendo la línea de la costa, se llega a la coqueta Hoi An, con sus farolillos colgantes y sus talleres de artesanía, y se alcanza Saigón, rebautizada tras la unificación del país en 1976 con el nombre de Ho Chi Minh. Aquí, uno encuentra el frenetismo máximo, donde cada cruce de calle es una aventura. A 200 kilómetros, el Delta del Mekong permite conocer los mercados flotantes tan característicos del sudeste asiático.
Meritxell Batlle Cardona, colaboradora digital de Viajes National Geographic.
ECUADOR MÁS ALLÁ DE LAS GALÁPAGOS
Parece pequeño frente a sus vecinos, pero Ecuador es inmenso. Lo es por su naturaleza heterogénea, que va de la selva amazónica hasta la inmensidad del Pacífico pasando por los Andes. Con esta descripción, no hay duda de que, más allá de las Islas Galápagos, Ecuador es un pequeño gran tesoro. Su capital, a 2.850 metros de altura, ya hace honor a su faceta montañosa en la ladera oriental del Pichincha. Tras una visita entre catedrales, palacios, plazas y un casco viejo Patrimonio de la Humanidad, el viaje continúa por sus alrededores, donde aparecen imponentes el Cayambe, el Cotopaxi y el Chimborazo. Sin olvidar la caldera del Quilotoa, formada por el colapso del volcán. Rumbo al interior, Baños de Agua Santa se presenta como la puerta de entrada a la selva amazónica con un entorno donde practicar deporte, contemplar grandes cascadas como el Pailón del Diablo y relajarse en centros termales. Ya en plena amazonía, la ciudad de Tena es una de las más accesibles para conocer su naturaleza y cultura antes de dirigirse a la costa. Allí, con Guayaquil, Montañita y Esmeralda como principales atractivos, la cultura y el entretenimiento son los protagonistas.
Meritxell Batlle Cardona, colaboradora digital de Viajes National Geographic
ESLOVENIA
Si fuera un color, Eslovenia sería el verde. Es tierra de bosques y parques naturales donde el agua juega a aparecer con cascadas, ríos y lagos. Uno de los más conocidos, el lago Bled, es la imagen por excelencia del país, con su castillo en medio y sus senderos que recorren la orilla. Se encuentra en la Eslovenia más grandiosa, al abrigo de los Alpes Julianos en el Parque nacional de Triglav, donde merece la pena hacer senderismo u otras actividades como kayak o escalada. Dejando atrás la zona alpina, al noroeste se alcanza una faceta igualmente exuberante, pero mucho más tranquila: la Eslovenia panónica termal, con balnearios y aguas termales rodeadas por viñedos. El centro sigue siendo verde, pero toda la atención se la lleva Liubliana, una capital con aires mediterráneos y alpinos, arquitectura austrohúngara y una vasta oferta cultural y de ocio. Y, para terminar, la pequeña Eslovenia mediterránea se asoma al mar con pueblos costeros abrigados por la zona del Karst, donde se encuentran las afamadas cuevas de Postojna.
Meritxell Batlle Cardona, colaboradora digital de Viajes National Geographic.
PAÍSES BAJOS
La capital holandesa es la ciudad más conocida del país, pero hay que saber que los Países Bajos van mucho más allá de la cautivadora Ámsterdam. Una ruta por esta región tiene la ventaja que se puede visitar de punta a punta en un único viaje gracias a su magnífica red de trenes, de hecho, ningún destino está a más de dos horas y media de distancia. Utrecht, Róterdam, La Haya, Eindhoven, Groninger, y todos lo pueblecitos que les rodean son merecedores de una visita. Como Giethoorn, la Venecia holandesa; Vleuten, donde se encuentra el castillo en el que se firmó el Tratado de Utrecht; y todos los pueblos pesqueros del norte de Ámsterdam, como Edam, Volendam o Marken, que es posible recorrer cogiendo un autobús desde la Estación Central.
Lucía Díaz Madurga, colaboradora digital de Viajes National Geographic.
ISLAS AZORES
En medio de la inmensidad azul del Atlántico se encuentra este archipiélago de origen volcánico conformado por nueve islas. Todas se caracterizan por la increíble belleza de la naturaleza que las inunda, pero cada una ofrece paisajes diferentes. Sao Miguel es la isla más grande de todas y tiene la ventaja de que cuenta con una buena conexión aérea. De ella cabe destacar la ruta de lagos, el islote de Vila Franca do Campo y las piscinas naturales y termales como la que se encuentra en el Parque Terra Nostra, uno de los jardines más bonitos de Europa, que invita a darse un baño a todo el que pase. Desde allí, se pueden visitar el resto de islas como Pico, llamativa por la historia de la industria ballenera; Flores, caracterizada por sus cascadas de más de 300 metros de altura; San Jorge, considerado el santuario del bodyboard y del surf; o Santa María, conocida por los viñedos de Baía de Sao Lourenço y por Barreiro da Faneca, un paisaje semidesértico y arcilloso de color rojizo único en las Azores.
Lucía Díaz Madurga, colaboradora digital de Viajes National Geographic
PERÚ
Perú es pura belleza paisajística y un país para descubrirlo una y otra vez. En Lima hay que disfrutar de la esencia cosmopolita de la capital, la arquitectura colonial, la imponencia de sus acantilados y la influencia gastronómica provocada por las inmigraciones chinas y japonesas, dando lugar a dos cocinas fusión, la chifa y la nikkei. Cuzco, y su Machu Picchu, son la esencia del Imperio Inca y las raíces más profundas del país. Y a medida que se avanza hacia el este, aparece la amazonía peruana dónde disfrutar de la mayor biodiversidad del mundo y de las especies endémicas que albergan sus selvas.
Lucía Díaz Madurga, colaboradora digital de Viajes National Geographic
TÚNEZ
El magnetismo de Túnez se debe al contraste de sus paisajes: pequeños oasis plagados de vegetación frente a una superficie de desierto que ocupa el 40% del país; playas paradisíacas que confrontan con la imponente belleza de los desfiladeros que cruzan sus montañas; o los poblados bereberes que se transforman en la semilla cultural de los barrios más cosmopolitas. Todo eso en un mismo país con la posibilidad que ofrece -por tamaño- de recorrerlo entero, de la capital hasta el Sáhara. El roadtrip perfecto sale de Túnez, la capital homónima, para llegar hasta Douz -conocida como la puerta del desierto-, descubrir la lujosa isla de Djerba y dejarse embaucar por los paraísos de Madhia, Sidi Bou Said, Susa o Hammamet.
Lucía Díaz Madurga, colaboradora digital de Viajes National Geographic.
NORTE DE TAILANDIA
Pegando a las fronteras de Laos y Myanmar se encuentran tres provincias diferentes entre sí que se convierten en un must a la hora de recorrer Tailandia. Hasta Chiang Mai la mejor forma de llegar es en un tren cama desde la capital, Bangkok, o desde Ayutthaya. El viaje ofrece la oportunidad de descubrir al amanecer las selvas del interior del país y, al llegar, sus antiquísimas pagodas y templos con más de 700 años de antigüedad. Chiang Rai es conocida como el Triángulo de Oro por ser el punto en el que confluyen las tres fronteras y donde el río Mekong se une al río Ruak, un lugar en el que antiguamente se intercambiaba opio por oro. Y en Mae Hong Son se encuentra Pai, una pequeña ciudad selvática de corazón hippie que enamora a cualquiera que la pisa.
Lucía Díaz Madurga, colaboradora digital de Viajes National Geographic.