ALCALÁ DE HENARES, LA CERVANTINA
La ciudad donde nació Miguel de Cervantes fue declarada Patrimonio de la Humanidad en diciembre de 1998. Se valoró principalmente el ser la primera ciudad diseñada y construida específicamente como sede de una universidad. Así, en el entramado medieval que posibilitó la convivencia de tres culturas diferentes y que hoy se recorre con parsimonia de turista, salen al paso soberbias construcciones del Renacimiento y Barroco, entre las que destaca la gran obra de la Universidad. Seguro que después de contemplar la fachada renacentista del Colegio Mayor de San Ildefonso, pasear por la Plaza de Cervantes, visitar el Parador o la Casa de Cervantes, vendrá de gusto alguno de los platos tan cervantinos como los duelos y quebrantos o el tiznao de bacalao.
IBIZA, PERLA DEL MEDITERRÁNEO
Cuando dices Ibiza, viene a la mente automáticamente playa y fiestas; pero el verdadero encanto de la ciudad está en la huella aún apreciable que fueron dejado en ella las diferentes civilizaciones que recalaron aquí durante siglos de historia a su paso por el Mediterráneo. Según los historiadores, la ciudad fue fundada en el año 654 a. C. por los fenicios, que vieron en la colina y en la bahía natural la ubicación para su asentamiento. Justamente, cultura y naturaleza fueron los argumentos que valieron para su reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad en 1999. El paseo por la capital ibicenca comienza en el puerto, asciende hasta el barrio amurallado de Dalt Vila y culmina en la Catedral (s. XIV-XVIII). Como premio, aguardan algunas de las mejores playas de Islas Baleares a un paso.
ÁVILA, LA CIUDAD MÍSTICA
Desde el mirador de Los Cuatro Postes se divisa el prodigioso recinto amurallado y las iglesias románicas de Ávila, que le valieron la declaración de Patrimonio de la Humanidad en 1985. Recorriendo la villa, es fácil sentir el misticismo de San Juan de la Cruz y de Santa Teresa de Jesús. Las huellas de ambos pueden seguirse en el convento y museo de Santa Teresa y en el monasterio de la Encarnación. Está además el Centro de Interpretación del Misticismo. Otro de los itinerarios más fascinantes que se pueden hacer en la ciudad de Ávila es el de la judería, una de las más bellas de España. Para retomar fuerzas, lo mejor es probar las judías cocinadas con tocino, o con rabo, patata y oreja de cerdo. La otra a alternativa: el chuletón de ternera de Ávila. Sin duda, difícil decisión.
SANTIAGO DE COMPOSTELA
Corría el año 829, cuando según la leyenda, un pastor encontró un extraño sepulcro, que resultó ser del Apóstol Santiago. El hallazgo convirtió aquel remoto lugar en uno de los tres grandes núcleos de peregrinación del cristianismo, junto a Jerusalén y Roma y hasta hoy en día, cuando el Camino de Santiago goza de un rotundo éxito turístico. Por todo ello, fue declarada ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1985. El epicentro de toda la historia está en la la plaza del Obradoiro. Allí, impone la Catedral, cuyo aspecto es el resultado del paso de los siglos. Luego hay que verla desde el Parque de la Alameda, y pasear, descubrir el conjunto histórico de fastuoso de palacios, monasterios, templos y plazas. La presencia y el bullicio estudiantil es evidente, siempre que no sean vacaciones académicas. Además, Santiago es de esos lugares donde gustarse comiendo, cualquier lugar de la Zona Vieja servirá para ello.
BAEZA, DE LA RECONQUISTA AL RENACIMIENTO
Entrar en el casco histórico de Baeza es dar todo un paseo por la Edad Media y el Renacimiento. Alfonso VIII la ocupó en 1212, tras la Batalla de las Navas de Tolosa; pero fue Fernando III quien la conquistó definitivamente en 1222 para usarla como como vanguardia en las conquistas del Al-Andalus. El Conjunto Monumental de Baeza fue reconocido en el año 2003 Patrimonio de la Humanidad por ser ejemplo temprano de la arquitectura civil y urbanismo renacentista español. Sus miradores ofrecen panorámicas de un océano verde, y es que Baeza también es un viaje gastronómico a los aceites de la provincia de Jaén.
TARRAGONA
Tarragona, la capital de la Costa Daurada, comenzó siendo una de las ciudades más importantes de la época romana. De aquella fascinante Tarraco conserva un abundante legado que la asemeja a un verdadero museo de historia a cielo abierto. Su circo es icono del conjunto monumental que se puede recorrer. Sólo al pasear se asimila cómo la ciudad que el emperador Augusto convirtió en mito pervive hoy en el trazado urbano de la ciudad moderna. Cautiva ver la cabecera del Circo y recorrer el Paseo Arqueológico siguiendo la línea de murallas, la construcción romana más antigua conservada fuera de Italia. Las calles que envuelven a la catedral y a la antigua judería, una de las más bellas de España, están llenas de tiendas.
SALAMANCA, LA GRAN CIUDAD UNIVERSITARIA
“Llamada en todo el mundo madre de las ciencias”, o así dijo Cervantes en su novela ejemplar, “La tía fingida”. Lo cierto es que a lo largo de su historia, Salamanca ha sido un centro de conocimiento y cultura de gran trascendencia universal. Considerada la ciudad renacentista española por excelencia, fue declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO ya en 1988. Parte del ambiente y animación de la ciudad se debe precisamente a la Universidad de Salamanca, una de las universidades más antiguas de Europa, entre las que están, por ejemplo, la de Bolonia y Oxford. Andando por ella se encuentra el rastro de personajes de la literatura clásica española: a Calisto y Melibea y al Lazarillo de Tormes, y claro, por ahí anda el espíritu de Don Miguel de Unamuno, que a buen seguro no le haría ascos a uno de los buenos jamones salmantinos
SEGOVIA, Y LA DAMA DE LAS CATEDRALES ESPAÑOLAS
La antigua ciudad de Segovia fue reconocida como Patrimonio de la Humanidad en 1985. La UNESCO Debió incluir también el célebre cochinillo segoviano; pero al organismo se le perdona la omisión. De Segovia se dice que es romana y románica, y también “machadiana”, porque fue residencia del poeta Antonio Machado entre 1919 y 1932. La Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de San Frutos es espectacular y define el skyline de la ciudad. Hay que subir los 88 metros de altura de su torre para disfrutar de las vistas de Segovia. Y, por supuesto, hay que ver el famoso acueducto del siglo II y la iglesia de la Veracruz y el Alcázar, en la plaza de la Reina Victoria. ¿No os recuerda sorprendentemente al castillo de Blancanieves?
CUENCA, BELLEZA AL FILO
Tal vez fuera Camilo José Cela quien la describió mejor: “cubista y medieval, elegante, desgarrada, fiera, tiernísima”. Lo de que Cuenca es cubista salta a la vista: sus habitantes se empeñaron en dominar el risco y las alturas con una singular arquitectura de casas colgadas dignas del mejor skyline del mundo. La Plaza Mayor, el puente de San Pablo, la Torre Mangana, la Ermita de Las Angustias, la Iglesia de San Pedro o el Arco de Bezudo son visitas imprescindibles. Tras los andares es obligatorio darse a algunas delicias de la gastronomía local como los zarajos y las calderetas.
ÚBEDA, LA REINA MORA
Al ser cruce de caminos entre el centro de la Península y Andalucía, las principales civilizaciones dejaron su huella en la ciudad. Pero, sobre todo, tiene fama de ser uno de los conjuntos renacentistas más fabulosos de Europa, declarado Patrimonio de la Humanidad en julio de 2003. Para admirarlo, basta con acercarse hasta la Plaza Vázquez de Molina, una de las más bellas de España. Allí aguarda un ramillete arquitectónico de lujo: a Sacra Capilla de El Salvador, el Palacio del Deán Ortega, actual Parador de Turismo; el Palacio del Marqués de Mancera; la Iglesia de Santa María de los Reales Alcázares, con fachada renacentista y claustro gótico; la Fuente Renacentista, y el Palacio Juan Vázquez de Molina, también llamado Palacio de la Cadenas actual sede del Ayuntamiento. Todo ello en un marco geográfico bellísimo que se contempla como un lienzo desde el mirador de la calle de San Lorenzo.
MÉRIDA, LA AUGUSTA
Desde que fue fundada en el 25 a. C. con el nombre de Emérita Augusta por Octavio Augusto, se convirtió en una de las poblaciones más florecientes de la época romana, incluso por delante de Atenas. El “Conjunto arqueológico de Mérida” fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1993, reconociéndose así los siglos en los que fue destacado centro jurídico, económico, militar, cultural del mundo conocido. El anfiteatro y el teatro, escenario de su famoso festival de verano, son los símbolos de aquel esplendoroso pasado. Tras las visitas, te aguardará un verdadero festín de manjares ibéricos y vinos de la Ribera del Guadiana.