Los espacios son amplios, la luz es tenue, el personal atento, la chimenea arde y de fondo suena una pieza de piano que alguien está interpretando en directo. La primera sensación al entrar en The Londoner es indiscutible: de paz. Y se mantiene durante toda la estancia. El primer hotel ‘super boutique’ del mundo -un refugio de 16 plantas con spa, club privado para huéspedes, ocho bares y restaurantes, impresionantes vistas y un cine con dos pantallas- da una nueva dimensión a la definición de lujo desde el corazón del bullicio londinense, en plena Leicester Square.
UNA OBRA DE ARTE DE LA INENIERÍA
Vaya por delante que, tras su moderna fachada, The Londoner esconde una auténtica obra de arte de la ingeniería. Seis años de trabajo ha costado levantarlo… y excavarlo. Porque el gran reto estaba en lo que no se ve a nivel de suelo: hasta seis plantas (30 metros) bajo tierra que lo convierten en el sótano comercial más profundo de Londres y, probablemente, del mundo. Ahí es precisamente donde se esconde el mayor de sus espacios: un salón de baile de más de 550 metros cuadrados sin una sola columna con capacidad para más de 850 invitados.
UN HOTEL MUSEO
El diseño en tonos cálidos de los espacios viene con garantía, la de la firma Yabu Pushelberg que, con estudios en Toronto y Nueva York, en su propuesta han querido dar una importancia primordial a las obras de arte. Así es como The Londoner cuenta con su propia colección distribuida entre zonas comunes, pasillos en incluso las habitaciones, baños incluidos. Piezas de artistas tan reconocidos como Antony Gormley, Tim Walker, Edd Pearman, En Viu o la española Andrea Torres Balaguer.
UN CLUB SECRETO EXCLUSIVO PARA HUÉSPEDES
A The Londoner se viene a disfrutar, a descansar… y a explorar. A perderse por sus 16 plantas hasta ir descubriendo uno a uno todos sus rincones secretos. Que no son pocos. Especialmente para los huéspedes, que pueden disfrutar de la experiencia The Residence. Una suerte de club privado abierto que da acceso exclusivo durante las veinticuatro horas a dos de los bares y restaurante del hotel: The Residence’s Y Bar y The Drawing Room. Aunque para secreta y exclusiva, The Whisky Room; una preciosa y pequeña sala para apenas 14 comensales consagrada cine por cien a la pasión por el whisky y a la que resulta verdaderamente imposible llegar sin instrucciones.
SIN SALIR DE LA HABITACIÓN
Aunque… ¿Quién ha dicho que haya que salir de la habitación? El hotel cuenta con hasta 350 estancias con tecnología plenamente integrada. Empezando por la opción de la llave digital en el móvil. Y hay más: con servicio wifi 6, aquí todo se pide desde el televisor. Da igual que sea una almohada, un sandwich u otro paraguas. Y de la misma manera que se pide, se compra y se añade automáticamente a la cuenta que, de esta manera, se puede consultar en tiempo real en la pantalla. Por si fuera poco, en las habitaciones no faltan los detalles high class como los altavoces bluetooth de la marca Roberts, las sábanas de lino irlandés, el retrete japonés, los secadores Dyson y los binoculares de cortesía para no perder detalle de las vistas del sur de Londres o de todo lo que ocurre abajo en Leicester Square.
EL SUMUN DE LA EXPERIENCIA SUPER BOUTIQUE
Dotadas con vestíbulo, sala de estar y cocina, cualquiera de las suites cumple con su firme propósito de dejar al huésped con la boca abierta pero lo de la Tower Penthouse ya es de otro mundo: un impresionante duplex de 200 metros cuadrados como pocos en su especie. El baño, al que se accede por medio de una escalera de madera, cuenta, por ejemplo, con ventanas de arriba a abajo, una impresionante bañera y un tocador de mármol. El universo amenities y servicios incluidos alcanza aquí su máxima expresión con una cesta de bienvenida de Fortnum & Mason, gabardinas Burberry para utilizar durante la estancia en el hotel, pijamas de seda de Olivia Von Hallen que pueden llevarse luego a casa y los servicios de un mixólogo durante una hora en la propia habitación.
UN WELLNESS BAJO LAS CALLE DE LONDRES
Piscina, sauna, baño turco, gimnasio y hasta un bar saludable. El bienestar absoluto se alcanza en The Retreat, una experiencia global capaz de parar el tiempo mientras el mundo sigue girando ahí fuera. Lo de poder darse un baño después de cenar -ventajas del horario británico- no tiene precio. O recién levantado, acompañado de uno de sus tratamientos faciales y corporales. La experiencia no es completa sin pasar por The Refuel, un servicio gastronómico pionero diseñado para mejorar las funciones del cuerpo y la mente con recetas como bowls ayurvédicos y batidos detox.
LUJO GASTRONÓMICO
La oferta gastronómica de The Londoner es tan amplia que cuesta decidirse. Suerte que cualquier opción es un acierto. Todas las propuestas llegan de la mano de Amir Jati, el director creativo de restauración de los hoteles Edwardian -a los que pertenece The Londoner- y el hombre que estuvo diez años al frente del equipo de eventos de los restaurantes Nobu. En el mismo vestíbulo se encuentra The Stage, con el champagne como estrella de la carta. Para quien prefiera la ginebra, Joshua’s Tavern es el sitio; tiene más de cincuenta tipos distintos. Y en lo más alto del hotel, como suspendido en el aire, se encuentra 8 At The Londoner, un salón izakaya con un sorprendente diseño y unas vista impresionante de la ciudad.