La naturaleza guía el viaje por Nueva Zelanda, con lagos turquesas, montañas de cumbres blancas y zonas volcánicas geotermales, aunque grandes ciudades como Auckland y Wellington tienen tanto por ofrecer como sus paisajes.
En el centro de la isla norte se encuentra la zona geotermal del país por excelencia: Rotorua. Aquí, las aguas sulfurosas, los balnearios y la cultura maorí son los principales atractivos, así como un lago donde tampoco faltan las leyendas. Cerca, el lago Taupo atesora uno de los fenómenos naturales más impresionantes de Nueva Zelanda, las cataratas Huka.
Tras pasar por la efervescente Wellington, hay que dirigirse hacia la isla sur cruzando el estrecho Cook hasta Picton en un trayecto por los fiordos de Marlborough. Aquí, el contacto con animales marinos está asegurado. También en Kaikoura, donde es fácil avistar cetáceos y observar focas incluso cerca de la carretera.
El sur va desplegando todo su potencial en sus Alpes y los lagos que alimenta su hielo. Desde el Arthur’s Pass National Park hasta el Monte Cook, la cordillera ofrece un mundo de hielo. Alrededor de la montaña más alta de toda Nueva Zelanda, el lago Tekapo deslumbra con su color turquesa y con uno de los cielos más impresionantes del país.
La guinda del pastel de la isla sur se encuentra en Fiorland. Esculpido durante la época de las épocas glaciales, Milford Sound está formado por espectaculares acantilados, montañas y cascadas que caen desde una altura de hasta 1000 metros.
“La tierra de la gran nube blanca”. Es el significado de la palabra maorí Aotearoa, que no es otra que el nombre originario de estas islas en medio del Pacífico sur , a 2.000 km del vecino más cercano y a más de 10.000 de Argentina, y que aquí conocemos mucho más por el nombre que les dieron los conquistadores ingleses: Nueva Zelanda .
Dos grandes islas acompañadas por innumerables islas más pequeñas e islotes, en las cuales, además de una organización social y un nivel de vida envidiable, hay una gran protagonista: la naturaleza.
Salvaje, exuberante, imponente en todas sus expresiones: desde las altas cadenas montañosas con nieves eternas de la isla sur hasta las playas amables de arena en la isla norte.
Un tercio Nueva Zelanda está protegido por parques y reservas naturales, pero aún allí donde no lo está, la convivencia del mar con las montañas, de los bosques con los campos sembrados, de suaves colinas verdes salpicadas de ovejas con playas de arena rodeadas de viñedos trepando las laderas, es extraordinaria.
Si no coincide con un partido de Los Pumas por el torneo Cuatro Naciones, quizás logre ver el “superclásico” All Blacks-Wallabies (Australia) o al menos un buen partido del Super Rugby. Aquí le proponemos un recorrido -entre muchos otros posibles- desde el extremo norte al extremo sur, por ciudades y paisajes imperdibles del país.
Isla Norte
Del cabo Reinga a Auckland
El vuelo directo de Buenos Aires aterriza en Auckland, pero supongamos que ud. reservó previamente un auto o motorhome -Nueva Zelanda invita mucho a ser recorrida en motorhome, con excelentes rutas y campings muy bien equipados-. Entonces maneje directo hacia el norte por la ruta 1. En unas 5 horas (421 km) llegará a cabo Reinga, el punto más septentrional de la Isla Norte. De aquí, más al norte sólo el océano, excepto por tres peñascos deshabitados llamados Three Kings Islands, a unos 55 km.
Auckland (Julian Apse /Tourism New Zealand).
Junto al faro de cabo Reinga está el “lugar del salto”, el sitio en el que los espíritus maoríes comienzan su último viaje. Pero en este caso es un gran lugar para comenzar este viaje, de este lado de la vida: acantilado, senderos de trekking y lindas playas hacia ambas costas, tanto la este como la oeste.