Cuestionario en modo avión

Norte, sur, este y oeste. Los cuatro puntos cardinales son el punto de partida de viaje al pasaporte de los actores, escritores, directores, músicos etc. que se someten a este cuestionario. Una forma mejor de descubrir al viajero que todo ser humano lleva dentro.

MANUEL MOYANO: «LO ASOMBROSO Y LA AVENTURA PUEDEN AGUARDARNOS EN CUALQUIER PARTE»

Sierra Morena discurre paralela al valle del Guadalquivir, delimitándolo por el norte y separando en buena parte su cuenca hidrográfica de la del Guadiana. Este territorio protagoniza el libro de Manuel Moyano La frontera interior, recién editado por RBA y ganador del Premio Eurostars de Narrativa de Viajes 2021. En esa magnífica obra, Manuel Moyano emprende un viaje en automóvil a lo largo de esa suave cadena de montañas. Empieza en Aldeaquemada (Jaén) y concluye ante el río Ardila, en la frontera con Portugal, donde ochenta años antes habían penado los refugiados republicanos. La prosa de este escritor cordobés es una delicia. Gracias a ella hemos podido redescubrir un espacio tan singular como ignorado, además de lo que cuentan algunos de los poetas y estudiosos que lo habitan hoy día.

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“Partí de casa cierto día de invierno, solo, al volante de un humilde utilitario e imbuido por la idea de que lo asombroso y la aventura pueden aguardarnos en cualquier parte. Trataba de imaginar que era un viajero anglosajón poniendo proa a la pampa patagónica o a las cordilleras de Asia central. Con ese espíritu inicié mi periplo y este libro”. Esa actitud es toda una declaración de intenciones. ¿Te dio resultado?
Para ser más concreto, el viajero anglosajón que tenía en mente era Colin Thubron. Sus libros por Siberia o la Ruta de la Seda me han maravillado, están impregnados de una rara mezcla de épica y melancolía, pero sin abandonar el buen pulso narrativo, algo que no es fácil de conseguir. Yo quería narrar un viaje por España con ese estilo, alejarme del modelo llamémosle castizo que Cela parece haber impuesto con su Viaje a la Alcarria –una obra que, por otro lado, admiro–. Quería que este libro, a pesar de transcurrir por territorios cercanos, se viviese como una gran aventura. Si el resultado está a la altura de las intenciones, será el lector quien deba juzgarlo.

Dices que te atraen los espacios vacíos en los mapas. ¿Hasta qué punto Sierra Morena es un mundo o un destino olvidado?
Sierra Morena es un lugar al que normalmente no se va, un lugar que hay que atravesar, un obstáculo que no hay más remedio que salvar si uno quiere trasladarse de Castilla a Andalucía, o viceversa. Así ha sido desde el principio de los tiempos. No es una región que se haya vaciado: en realidad, nunca estuvo llena. Hay lugares en ella que son visitados de manera puntual (pienso en la Virgen de la Cabeza, en Jaén), pero nadie la había concebido hasta ahora como un viaje unitario, o eso creo, y hoy día resulta muy difícil imaginar un destino en el que nadie haya pensado antes.

¿Fue fácil encontrar descendientes de los colonos europeos con los que se repobló esa región en el siglo XVIII?
La historia de los colonos centroeuropeos con los que Carlos III pretendió remediar la despoblación de Sierra Morena es apasionante y no muy conocida. Hace ya 250 años que llegaron a España y desde entonces han venido mezclándose con la población nativa, pero aún subsisten algunos apellidos, rasgos físicos e incluso costumbres. Donde primero pueden detectarse es en los cementerios o en las guías de teléfonos. En Aldeaquemada hay un centro de interpretación que explica el origen de cada apellido alemán. A mí me bastó hurgar un poco para conocer en persona a varios de estos descendientes.

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