Los caballos de guerra no son como pensamos: en la Edad Media eran solo ponis

¿Fueron los caballos de guerra tal como se nos muestra en las películas históricas? Desafortunadamente, no es exactamente como pensamos: no se nos dijo (o se nos mostró) toda la verdad…
Las películas nos han engañado hasta ahora: la imagen que tenemos de los hermosos, poderosos e imponentes caballos medievales de hasta seis pies de altura está completamente equivocada.
No, no lo decimos nosotros, sino un grupo de arqueólogos británicos. De hecho, se ha demostrado (por el International Journal of Osteoarchaeology) que los que galopaban jinetes blindados no eran ponis más altos de 1,44 cm.
Según un estudio reciente, el primer caballo normando fue encontrado en el castillo de Trowbridge, precisamente en Wiltshire y tenía exactamente 1,5 metros de altura.
En este momento seguramente te estarás preguntando: ¿cómo es posible que unos simples ponis puedan llevar guerreros a la batalla? Porque a pesar de su estatura, se gastaron grandes sumas de dinero para criarlos y entrenarlos para estar listos para la guerra.
¿Caballos de guerra medievales? No es lo que piensas
De hecho, no era solo el tamaño de los caballos lo que contaba en las peleas, había varios criterios que hacían a un caballo de guerra tal.
En este sentido, Alan Outram, profesor de arqueología en la Universidad de Exeter en Inglaterra, declaró:

«Las prácticas de selección y cría en sementales reales pueden haberse centrado tanto en el temperamento y las características físicas correctas para la guerra como en el tamaño crudo.»

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¿Cómo logró la ciencia descubrir todo esto? ahora te lo explicaremos bien: examinaron el tamaño de los huesos de los caballos nacidos entre 300 y 1650 dC y más tarde, los compararon con los de nuestros caballos modernos.

Oliver Creighton, el investigador principal del proyecto, también comentó sobre este increíble descubrimiento.

«Conocer los tipos de caballos de guerra es crucial para nuestra comprensión de la sociedad y la cultura inglesa medieval como un símbolo de estatus estrechamente asociado con la identidad aristocrática. Además, los equinos se convirtieron en un arma prominente debido a su movilidad y coraje llamativo, lo que podría cambiar la cara de la batalla.»
Ya está claro: Hollywood nos ha engañado a todos… todas esas veces cuando ves estos hermosos caballos medievales poderosos en la televisión, recuerda entonces, que la realidad de los hechos no se refleja en absoluto.

¿Recuerdan a Charlon Heston a lomos de un imponente corcel blanco en El Cid?¿o los majestuosos caballos sobre los que cabalgaba Mel Gibson en Braveheart? Incluso hay aquella graciosa comparación (muy de machitos, también hay que decirlo) entre los grandiosos caballos vikingos y el esbelto raza árabe de Antonio Banderas en El guerrero número 13.

Lo cierto es que cuando pensamos en las guerras medievales, ya sea por la influencia de la literatura o del cine, nos imaginamos a caballeros luchando con sus fieles y poderosos caballos en las históricas batallas. Una nueva investigación ha descubierto que, de hecho, esos caballos no eran más grandes que los ponis modernos. De hecho, eran. mas pequenos.

No sabemos si este trabajo publicado por arqueólogos e historiadores de la Universidad de Exeter  va a lograr que muchas películas de la época se modifiquen digitalmente pero, cómo mínimo, la perspectiva que teníamos casi todos de dichas batallas va a cambiar bastante.

Para llegar a este sorprendente hallazgo, el equipo analizó el conjunto más grande de huesos de caballos ingleses del 300 al 1650 EC. El tamaño del caballo se medía en “manos”, una unidad antigua equivalente a 10,16 centímetros. En lugar de los caballos grandes de 17 a 18 manos de altura, encontraron que los caballos a menudo tenían menos de 14,2 manos de altura. Para que nos hagamos una idea, los ponis de hoy pueden variar desde aproximadamente 14 manos hasta casi 14,3 manos de alto.

Ocurre que incluso cuando existía una red real de sementales en los siglos XIII y XIV, los caballos de 15 a 16 manos de altura eran raros, aunque la gente de la época los habría visto como animales increíblemente grandes (sí, en aquella época también existía una media de altura entre humanos mucho más baja que ahora). Según el estudio:El caballo más alto del período normando (1066 — 1075) que encontramos fue descubierto en el castillo de Trowbridge, a unas 15 manos. Durante el período alto medieval, surgieron caballos más altos, y algunos alcanzaron las 16 manos. Ni el tamaño ni la robustez de los huesos de las extremidades por sí solos son suficientes para identificar con confianza a los caballos de guerra en el registro arqueológico.

Los registros históricos no brindan los criterios específicos que definieron un caballo de guerra; es mucho más probable que a lo largo del período medieval, en diferentes momentos, diferentes conformaciones de caballos fueran deseables en respuesta a las tácticas cambiantes del campo de batalla y las preferencias culturales.

Cuentan en el estudio que no fue hasta el período posmedieval (1500-1650 d. C.) que la altura promedio de los caballos se hizo significativamente más alta, acercándose a la de los caballos modernos.

Sea como fuere, a partir de ahora debemos comenzar a imaginar las batallas de una época del pasado algo diferente

En el imaginario popular, los caballos utilizados para la guerra durante la Edad Media aparecen como bestias temibles, cuya altura y velocidad significaban una ventaja decisiva en combate para los ejércitos; animales imponentes que cimbraban el suelo conforme marchaban hacia la batalla.

Sin embargo, una nueva  investigacion de la Universidad de Exeter podría poner de cabeza todo lo que creemos saber sobre los caballos medievales:

A partir de la base de datos más amplia que existe de huesos de caballos ingleses, un equipo de arqueólogos e historiadores analizó todos los restos hallados desde el año 300 a.C. hasta 1650, exhumados en 171 yacimientos arqueológicos entre cementerios, castillos y otros distintos en todo el país.

Lejos de la presencia de un Shire, una raza de caballo de tiro británica que puede alcanzar hasta dos metros de alto y 850 kilogramos de peso, el equipo llegó a la conclusión de que la mayoría de caballos medievales tenían una altura menor a 1.47 metros hasta los omóplatos, un tamaño que hoy es considerado propio de un pony.

A pesar de las grandes inversiones de tiempo y dinero en su cuidado, la crianza de caballos durante el Medievo no estaba enfocada en crear individuos más grandes, sino individuos con cierto temperamento y características específicas para desarrollar distintos trabajos.

Y aunque fue imposible diferenciar entre caballos de guerra y caballos de tiro debido a que no existen registros históricos al respecto que acompañen sus restos, los autores consideran que su crianza varió durante toda la Edad Media, de modo que “en diferentes momentos, diferentes conformaciones de caballos fueran deseables en respuesta a las cambiantes tácticas del campo de batalla y preferencias culturales».

Los caballos que alcanzaban más de metro y medio de altura eran en extremo raros para la época y según los investigadores, no fue hasta el siglo XVI cuando su altura promedio aumentó significativamente, dando lugar a razas más altas y a los caballos de tiro modernos que conocemos en la actualidad.

 

 

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